miércoles, 3 de diciembre de 2014

El legendario Cruyff nos deja (obituario ficticio) [Práctica]



El exjugador sufrió un infarto que resultó mortal mientras dormía.

¿Qué determina en nuestra era lo que convierte a un hombre en leyenda? Juzgar los actos y méritos de una persona tras su marcha es una tarea muy complicada, casi tanto como durante su vida. Quizá la verdadera respuesta resida en algo mucho más simple, más primario, pero no menos hermoso: la memoria.
Los hombres y mujeres que hoy en día consideramos leyendas, lo son porque en cada uno de nosotros logran despertar un recuerdo, una muesca imborrable en nuestro pensamiento que hace que veamos en esa persona algo extraordinario que nosotros presenciamos, oímos, sentimos.
Hay quienes recuerdan tres balones de oro, hay quienes recuerdan una dilatada carrera de éxito deportivo, tanto en el campo como fuera de él. También hay quienes podrán recordar colaboraciones en directivas y federaciones de fútbol. El recuerdo, la maravilla, la sonrisa que ese pequeño milagro despierta.
El Holandés volador, El Tulipán de oro, El Mago, El Salvador, Jopie, El Flaco. Marcó cuatrocientos cinco goles, recuerden, 40 con su selección. Recuerden también que cuando llegó al Barcelona, el suyo fue el traspaso más caro de la historia hasta ese momento (60 millones de pesetas). Y también recuerden que también logró que aquel mismo año el Barça no perdiese un solo encuentro desde su llegada, y por fin ganase la liga.
El fútbol nunca fue igual, y ya nunca lo será. El panteón de este deporte aguarda ansioso el alma de uno de sus más dignos defensores. Un referente se nos ha ido. Un superclase. Una filosofía. Un estilo. Un futbolista. Un entrenador. Un padre. Un hombre. Un nombre: Johan Cruyff.

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